*En la ciudad de Córdoba, un grupo de mujeres artesanas recrean con papel periódico, alambre, pedrería y retazos de tela a hombres y mujeres que volverán a casa el Día de Muertos
Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba, Ver.- Médicos, enfermeras y jarochas, forman parte de la variedad de catrinas elaboradas de forma artesanal por un grupo de mujeres cordobesas.
Las figuras de papel periódico, alambre, pedrería y retazos de tela, cobran vida gracias a las manos creativas que le ponen alma y corazón a cada una de sus creaciones.
Cada catrina terminada representa un ser querido que volverá a casa el Día de Muertos, en una tradición que se honra con arte.
Los trabajos inician seis meses antes del Día Muertos; la creación de un solo ejemplar suele tardar una semana, dependiendo del tamaño y la forma.
En su casa de la colonia San José de Córdoba surge la magia y creatividad para dar paso a los personajes adornarán los altares de las casas.
Marimar Marató, Irma Vázquez Castillo, Roxana Molina Cervantes, Margarita García Rodríguez, Leonor García y Jorge Morató son el equipo que por varias horas laboran para darle vida a las calacas.
“Nosotros creamos un altar en toda la casa, entonces un día decidí hacer catrinas, pero la gente pasaba y nos decía si las vendíamos, entonces de ahí salió la idea de hacerlo”, afirmó Marimar.
Sin ningún conocimiento previo, el grupo de mujeres echó andar manos y cada una aportando su talento, logrando que su trabajo sea reconocido en varios puntos del estado.
Desde los 15 años a Roxana Molina Cervantes le ha gustado la costura y es ella quien se encarga de hacer los diversos trajes que luce cada una de las catrinas; mientras Marimar les coloca el cabello.
Todo comienza en la mesa: las artesanas platican de los diseños encargados y surge una lluvia de ideas.
Irma es quien hace el boceto con alambre, cartón y papel periódico, el cual pinta de blanco; el más grande que ha hecho llegó a medir un metro con 70 centímetros.
Mientras las figuras están secando, Marimar pega el cabello en las cabezas de calavera de unicel, para después colocar la pedrería y cejas.
El trabajo de cada una de ellas es fundamental para que cada personaje quede al cien por ciento terminado y al gusto del cliente.
Recuerdan que el que más sentimiento les ha dado es un payaso, el cual fue solicitado por una familia que recién había perdido al abuelo que solía vestirse de ese personaje.